Visita al Vaticano: Codorníu

Sí, claro, fuimos al Vaticano. Paseamos por la plaza San Pedro. Entramos a la Iglesia, vimos el museo, los frescos, el arte y tal... Nos llenamos de espíritu católicoapostólicoderitoromano y casi que hasta entendimos aquello que nadie entiende del tres en uno: padre/hijo/espíritu santo...

Pero ahora voy a hablar aquí del otro Vaticano, el que tiene onda, aquel que existe desde el 1551 y que es, en la actualidad la empresa familiar más antigua y grande del mundo: Codorníu. 
Maestros absolutos en la fabricación del Cava (antes llamado genéricamente Champagne), cuya masía ubicada en Sant Sadourní d'Anoia, pleno corazón del Penedés, es uno de los lugares más increíbles que me haya tocado conocer... 
(Dice en una pared de la bodega que "En 1659 el matrimonio de Anna de Codorníu con Miquel Raventós sentó las bases para la creación de esta gran empresa, cuyos orígenes se remontan a mediados del siglo XVI". Y además, que "En 1872 Josep Raventós elabora la primera botella de Cava en España").

En esta historia hay dos cosas que destacar especialmente (aunque todo el asunto resultó extraordinario): los champuces y el edificio.
Su arquitectura es extraordinaria. Y su entorno único. Ya en la puerta, uno de los robles más antiguos de Uropa marca la entrada. De frente, un edificio diseñado y construido por el arquitecto Josep Puig i Cadafalch, colega y colaborador del genial Antoni Gaudí.



(Arriba: vistas exteriores. Abajo: interior de la nave central. Hoy es la entrada al edificio, pero en 1898 era la nave de embalaje y expedición.)

Luego y además, unos túneles (cavas) subterráneos que sumados darían unos 30 km. (recorrimos parte de ellos en un trencito eléctrico) y una capacidad de elaboración y almacenamiento para producir en método tradicional más de 60 millones de botellas (sí, 60 millones de tubos de champú de la mejor calidad!), un museo espectacular, salas para conferencias, restaurant, shop, salones adornados con las publicidades de todas las épocas (esta celler se caracteriza históricamente por sus diseños de etiquetas, publicidades y latas siempre en un cuidado estilo art nouveau), y también una pequeña "capilla" en donde me casaría por tercera vez...

(Galerías interiores y el museo con exhibición de publicidades de época).

(Capilla subterránea donde con mucho gusto me casaría por tercera y ULTIMA vez).


(Bajada y vista general del primer tramo de 30 km. de cavas subterráneas... Más lindo que un cabarullo!!!).

Qué se yo... Podría estar todo el día contando la experiencia. Esta casa ancestral fabrica uno de los mejores champuces que haya probado, el lugar tiene la super onda, el tío que nos guío la visita era "cojonudo" y además de todo, el día estaba espléndido y mi noherma Ciruelo no sólo nos llevó, si no que además se bancó toda la visita y hasta nos llevó a hacer unos mandados por el pueblo... ¿Se podría pedir algo más?

Anécdota del final: terminada la visita nos llevaron a la consabida degustación. Una copa del elegante Jaume Codorníu Brut y otra del EXTRAORDINARIO Codorníu Pinot Noir -rosado- que literalmente me voló la peluca...
Al repartir las copas, el amigo que nos guió en la visita (y del cual no retuve el nombre, vaya boludo que soy!), se percató al instante que le sobraba una en la mesa. Preguntó quién no se había servido y Ciruelo le explicó que él "no toma alcohol". El hombre, un especialista en relaciones públicas, instantáneamente sacó de debajo del mostrador una botella de mosto sin alcohol y le ofreció una copa gentilmente... Qué grosso! 

(En la foto, el amigo nos cuenta su historia dentro de la empresa, trabajando ininterrumpidamente desde los 16 años, cuando empezó clavando cajones, al día de hoy).

Y para terminar, si bien no pude disfrutar de todos las variedades que fabrica El Vaticano del Champú, aquí va mi humilde "podio de honor":

Primer Puesto -lejos-: Codorníu Pinot Noir
 
COMPOSICIÓN: Pinot Noir 100 % 
VINIFICACIÓN Y 1ª FERMENTACIÓN: Extracción del mosto con una ligera maceración de la pinot noir. Limpieza del mosto por decantación y fermentación con levaduras seleccionadas a 15 ºC. 
2ª FERMENTACIÓN Y CRIANZA: Fermentación y envejecimiento en cavas. Fermentación entre 12 y 15º. Envejecimiento de dos años en contacto con las levaduras, antes del degüelle. 
SANATA ORGANOLÉPTICA: Tonos cereza pálido, muy luminosos, que se exaltan con un abundante y fino burbujeo. Los aromas de la pinot noir se manifiestan en toda su amplitud. A los aromas de frambuesa, de mora y de fresa se une un ligerísimo aroma cítrico que potencia los anteriores y le confiere frescor.

Segundo Puesto: Non Plus Ultra

COMPOSICIÓN: Chardonnay 40 % - Macabeo 20 % -  Parellada 20 % -  Xarel.lo 10 % -  Reserva 10 % 
VINIFICACIÓN Y 1ª FERMENTACIÓN: Extracción rápida y suave del 60 % del mosto. Filtración del mosto y fermentación entre 15-18 ºC. 
2ª FERMENTACIÓN Y CRIANZA : Fermentación y envejecimiento en botella en contacto con las levaduras, entre 12 y 15º (temperatura de las cavas), hasta el momento del degüelle, cuando se expulsan las levaduras y se añade el licor de expedición. 
SANATA ORGANOLÉPTICA: Color pálido a pesar de su largo envejecimiento, armónico y equilibrado gustativamente, para los paladares más exigentes.

Tercer Puesto: Selección Raventós

COMPOSICIÓN: Macabeo 40 % - Xarel.lo 40 % -  Parellada 20 % 
VINIFICACIÓN Y 1ª FERMENTACIÓN: Extracción rápida y suave del 60% del mosto. Filtración del mosto y segunda fermentación entre 15-18 ºC. 
2ª FERMENTACIÓN Y CRIANZA: Fermentación y envejecimiento en botella en contacto con las levaduras, entre 12 y 15º (temperatura de las cavas), hasta el momento del degüelle, cuando son expulsadas las levaduras y se añade el licor de expedición. 
SANATA ORGANOLÉPTICA: Dorado pajizo, coupage de bouquet clásico con notable redondez en boca y notable persistencia.

Y si quieren entender TODO sobre esta empresa:  http://www.codorniu.es

Comer como Reyes en París

Fue en Au Pied de Cochon, extraordinario restaurant especializado en chancho y afines, que nos dimos la comilona del viaje en versión parisina. (Ojo, las pizzas con el amigo Pepe no estuvieron mal, y los atracones de foi y terrinas tampoco, pero el chancho es el chancho, no?). Veníamos por la calle, y apenas divisé el cartel, nos metimos de cabeza.

Frente al hoy moderno Forum de Les Halles (donde ayer estuvo el mítico mercado de Les Halles, aquel que Emile Zolá decribió tan detalladamente en "El Vientre de París"), y a pocas cuadras del otro hito parisino que es el Centro Pompidou, este restaurant se jacta de "cargarse" casi 90.000 pies de chancho -su especialidad-, al año. Toda una marca, ¿verdad? 

De arranque, la carta es todo un compendio -una tesis doctoral me atrevo a decir- de como comerse un chancho en decenas de variantes diferentes. 
El cerdo, animal rico, sano y noble que debería ser ya considerado "el mejor amigo del hombre" desplazando de una vez por todas al perro -animal que según mi opinión ostenta ese título en forma inmerecida-, se presenta aquí en diferentes versiones en la que se destaca, obviamente, el "pie de la casa".

Para empezar -después de meditar detenidamente la carta y de saborear el trago de bienvenida-, una entrada 100% porco: la tabla con forma de chanchito que viene cubierta con idem en todas sus formas: bondiola tipo serrana, jamón crudo y cocido, una panceta que decididamente se llevó el primer premio, un sabrosísimo pedazo de "testa" -lo que nosotros conocemos como queso de cerdo- y una terrina  espectacular (repito por si no se entiende: ex-pec-ta-cu-lar!) que traía carne, cartílagos, lengua, morcilla, panceta y demás. Para acompañar, unos porotos con ajo y perejil sumergidos en una gelatina líquida y unos pepinos que jamás toqué. De verdad y como diría el Bambi, una mateca...
Siguiendo la jornatta, el plato principal: el pie de chancho.
Una pata -que supongo cocida previamente al horno-, y luego rebozada. El notable resultado: crocante por fuera y tierno hasta el hartazgo por dentro. Esa masa de cartílagos, carne y tendones de consistencia suave y sabor muy potente, con la piel crocante cubierta de un rebozado tipo milanesa se unen para lograr un sabor único e irrepetible. Se acompaña con unas papas fritas, unas verduritas y un poco de agua con limón para lavarse las manos... porque se come con las manos.


(Fotos: se puede ver el antes y el después del plato del día. Ese pequeño cúmulo de huesitos fueron, hasta hace un rato, una suculenta pata de chancho).

Si se preguntan qué tomé, les digo la verdad; agua.
Era un mediodía tórrido, las chicas se iban después al Louvre y Luchi y yo al Pompidou, previo paso por el Forum donde nos quedamos pasando la ovalada un rato-, la comilona se presentaba generosa y si además me clavaba algunas -seguramente varias- cervezas, en lugar de seguirla me hubiera quedado dormido. Y además, con el agua pude retener el sabor del piecito en mi boca por un par de horas...
También hubo postres para la familia, que yo no probé ni recuerdo, pero como cierre y con el café nos trajeron unos simpáticos chanchitos rosados de merengue o azúcar (o algo así...) que a las chicas fascinaron. 

¿Y cuánto gastamos?
Los chicos y Ana comieron unos menúes que si no recuerdo mal, estarían a 18/ 20 euros cada uno... Más las bebidas serían unos 75/ 80 euros... Yo me gasté los 50 restantes. No está mal, ¿verdad?

Un párrafo aparte merece el hecho de que, justo ese día que podríamos considerar espléndido en todo sentido, nuestro querido ex presi, el Eter Néstor, dio su inesperado paso a la inmortalidad. Que como me dijo León Gieco unos días después en la Piazza San Marco, en Venecia, "los argentinos, varias veces, hemos tenido muy mala suerte". Queda dicho.