Almendras Amargas en USA

(Tacho de basura en el depto de NY. El guión del proto escritor Marcel Lustré -ya leído y descartado- titulado "El Manuscrito", y los "cadáveres vítreos" que al decir del poeta Damiani "no alimentan el espíritu". Puedo asegurar que eso no es cierto. La lectura y la bebida son un alimento único.)


Fue sobre el fin del año pasado y en el Jumbo (aprovechando la oferta de 100% en JumboChecks para champañas), que me puse a hablar con un tipo que, supongo para impresionarme, me preguntaba retóricamente si había probado los champuses de California al tiempo que me los recomendaba efusivamente como “una verdadera revelación” (mientras agarraba a cuatro manos unos mediocres Chandon de todos los colores). Le dije que sí, que acababa de estar en Usa en octubre y que no me habían parecido gran cosa. “Al menos, los de batalla” me ocupé de especificar. A lo cual, me miró como diciendo “vos no entendés nada” y siguió con su compra compulsiva de la marca argenta por excelencia…
Puede ser que así sea…

Pero es cierto que de los pocos que probé, ninguno me voló la peluca del todo. Lo que sí me pareció interesante, fue que hubiera en cualquier vinería champuses de todos los países importantes, en cantidad y variedad destacada. Muchos argentos, alguno que otro chileno, mucho pero mucho catalán, francés e italiano… y hasta australiano. 
Eso sí que sí…, da gusto entrar allá en una vinería cualquiera. 

Vaya aquí una reseña de lo que tomamos en Usa.

(Chicago. Casa de la familia Ceppi. Le hicimos los honores a franceses, catalanes, italianos y yankees por igual...)

(Nueva York. De todo un poco para pasar una linda semanita...)

(Miami. Casa de la familia de Gardy Pais... Estuve apenas dos días. De haberme quedado más, la variedad sería mayor. Igual, le dejé a la dueña de casa una botella de Freixenet Cordon Negro para que conozca y además pude probar el Yellow Tail australiano que estaba muy bueno, y que viene con un tapón plástico que después de abrirlo sirve para taparlo y que es muy piola.)

Y para finalizar, una galería de personajes -incompleta- de este viaje único:

(Ceppi en Chicago con su preferido: un Asti Gancia Cuvee Platinum -¿se acuerdan? acá antes se vendía el Asti Gancia- y el amigazo Gardy en Miami ofreciendo un australiano muy cumplidor...)

(Ricky Ceppi recomienda el Juvé y Camps catalán mientras su hermano 
German Boy "Cachetes" se inclina por el Mumm de Napa.)

(Para terminar, y siguiendo la máxima de Horacio Guaraní que recomienda "tomar de todo, pero con moderación", la dotora vasca Matilde y quién esto escribe disfrutan unas cervezas Matilda -duplico-, desde el mirador del John Hancock Center -edificio de Chicago muuuyyyy alto, de más de 300 mts.- y enseguida, Anita -pobre, cómo la arruiné a esta chica...- se solaza a punto de abrir un oporto lisboeta Six Grapes de Graham, un reserva que conocimos en Portugal el año anterior y que al verlo en Chicago, bueno..., no pudimos resistir la tentación. ¡Qué rico el oporto!

Carta abierta al poeta Damiano Damiani

Querido y admirado Damiano:
¿Qué le pasa, faro total de las letras de la costa?
¿Cómo es que, siendo como es Ud. un natural del ejido de las jubiladas playas de La Lucila del Mar; Ud, que ha escrito los mejores versos sobre “almendras amargas” y ha bautizado –mejor que nadie- a estos parajes como “bosques de mar”, se confiesa hoy impotente para envainar la que Ud mismo llama una “veta envidiosa” que, asegura, se le sale de la vainilla…?

Amigo Damiani, sabe Ud. mejor que nadie que la vida por acá es dura y sacrificada. Que acá en el bosque no tenemos tele, ni internet, ni nada. Sólo una mísera radio AM… Tampoco tenemos agua corriente, ni cloacas, ni gas. Apenas unas garrafas que, de social, nada. Y una bomba que transpira la gota gorda para llevar hasta la superficie un poco de agua cuasi potable para poder cocinar unos sencillos fideos… (de ahí que sólo tomemos champagne, y nos bañemos sólo en el mar, que en nuestro caso, sabe Ud., es bien pero bien austral, ¿no?).
De modo que, poeta Damiano… ¿Qué son esos repentinos ataques de envidia?

Amigo, no envidie mi suerte. Sepa que acá la vida es dura.

(Contundente prueba de la nula potabilidad del agua de pozo: sólo tomando champagne se puede vivir aquí)

Aquí, se levanta uno tipo 9, se clava unos mates amargos mientras escucha atentamente a Víctor Hugo, para más tarde caminar unas… ¿6? cuadritas al rayo implacable del sol y así poder comprar el Tiempo Argento o el Página. Los domingos, cuando llega, claro, el Miradas al Sur
Luego, unas horitas de playa. El mar siempre está lindo a la mañana y casi nunca hay viento...
Luego, tipo 13, volver y clavarse alguna costillita kassler, o alguna butifarra catalana que haya en la heladera. O una ensaladita rápida de “conservas” varias: palmitos, atún, algún tomate, choclos, porotos, morrones, corazones de alcachofas, champignones… lo que haya en lata en la alacena…, más oliva, sal rosa del Himalaya, aceto ahumado y pimienta negra molida (con un Peugeot, of course!). Y a dormir la siesta bajo la húmeda sombra de una acacia en medio del bosque y a cargar pilas para la tarde.

Tipo 4, moto y a la playa otra vez, leyendo algún librito (acabo de terminar Suites Imperiales de Ellis el Grande), con obligatoria sillita… (de mañana, se lee el diario de dorapa en la orilla con los pies dentro del agua!).
Después tipo 6 o 7, volver y tomarse un café con leche y tostadas en el bar y panadería Valle. Pasar por el centro a ver los amigos, agarrar la moto, volver a casa y pacientemente juntar unas ramas para hacer algo a la parrilla, bien ahumadito con pino, y tomarse tranqui un champucito con Dave Matthews o Willie Crook al mango para luego, depende, o irse a dormir choborra o volverse al centro a terminar de dorarse por dentro con los amigos y charlar hasta “altas horas de la noche” y… Así otra vez al día siguiente…
¿Se puede envidiar una vida tan dura y oscuramente rutinaria?

(Mi extrema delgadez es prueba suficiente de una pobre alimentación en base a conservas varias, alguna verdurita cada tanto, y casi siempre por las noches, una proteína chancheril ahumada con pino en la parrilla, obligatoriamente regadísima con un champucito del país...)

Uno está solo aquí... La patrona se gana la vida en Baires y recién llega el viernes por la noche.
Y ahí sí la vida se pone linda. El rancho, que siempre es oscuro y sombrío por el teñido del machimbre y la escasa potencia de “las bajo consumo”, se llena de luz y color. Y de alegría... Y de sexo.

(Anita en el "rancho de mar". Gracias amor por traer la luz!)

Llega Ana y la estoy esperando con algo en la parrilla y algún champucito “de los buenos”: un Cruzat, un Soigne, un Ventania, o un María de Codorno (rosados siempre!). 
Y el sábado ella cocina su especialidad: arroz con pollo y azafrán español del posta (gracias Daniela!!!). 
Y ya el domingo por la tardecita vuelve lentamente otra vez la desazón, porque el lunes bien temprano se va para Baires y yo me vuelvo a quedar solo y empieza nuevamente la estresante rutina diaria y… se sufre amigo, puede Ud. imaginarse cuánto.

(Anita haciendo la segunda mejor cosa de las muchas que sabe hacer: arroz con pollo con azafrán del posta que nos manda especialmente nuestra hermana Daniela desde Sitges.)

(En la sencillez del rancho -standart controlado bajo las estrictas normas de Ema Wolf- los aromas a azafrán invaden el ambiente. 
Y el Soigné rosado acompaña como nadie. 
Es, oficialmente, sábado a la noche en el "bosque de mar").


¿Le parece que es una vida para envidiar?
No, amigo, esto es muuuyyy duro… máxime, cuando hay que bancar 60 días por año así. Sufriendo acá en el bosque… Sin tele. Sin cable. Sin internet. Sin agua, ni cloacas, ni gas ni ninguna de las maravillas que el confort de hoy nos ofrece Buenos Aires, o hasta La Lucila misma...

No me envidie Damiani. Ni siquiera me respete. Apenas, si puede, entiéndame.

Este año también: Hay Ganadores, Caraxo!

Y sí, otra vez un tanto tarde. Pero bueh, así somos acá... 
Este año hicimos el sorteo desde los "mágicos" y "encantados" bosques de Mar de las Pampas... Aquel "bosque de mar" -al decir del poeta Damiano Damiani- que los chetos creen "exclusivo" y que en realidad es un paraje copado por hippies drogotas semilinyeras que, año a año, esperan ansiosos a la gloriosa clase media argenta (mucho cordobés este verano, mucho...) para sacarle toda la mosca posible y vivir el resto del año sin laburar... 
En fin... Allí mismo.
Lamentablemente, este año participaron apenas 16 seguidores (¿el año pasado no fueron 17?), y el dato a destacar es que hay un misterioso participante autotitulado: Mantequita y Llorón (¿quién será semejante trolazo?).
Una vez más, la escribana Anita Siemprerompiendolasbolasconlasfotos porquenotedejásdejoderquemequieroiradormirlasiestaenlahamacaparaguaya 
sacó el papelito y esta vez el winner fue...


El segundo premio se lo llevó el misterioso Manteca Llorosa, que mejor no sea uno de los participantes con pseudónimo, porque no aceptaremos jamás doble participación!!!

Entonces, el Mumm Cuveé Reserva EB (de Chardonay y Pinot) es para Néstor alias El Negrito, y el chiquitín para el misterioso Manteca Llorosa. 
Ta luego.