Gran concurso 2011. Participá y ganate un champú -de los que se toman, no?-

Al igual que el año pasado, este año hacemos lo mismo... Este... 
Sorteamos un champagne entre todos los que participen contestando (no importa si aciertan o no), la siguiente "duda existencial":

-¿Qué coño son estos bichos colgados en una vidriera del barrio chino en niushork y cómo es que están cocinados???



Repetimos las reglas, que en realidad son bastante simples: no importa si la respuesta es correcta o no, sólo por contestar, ya participás del sorteo.

Premio consuelo: quien acierte -no alcanza con participar- repito: QUIEN ACIERTE qué olor es el que no le gusta a Anita, se lleva un champucito individual de 187 cc.


El cierre de ambas participaciones es el 6 de enero de 2012. A escribir si querés tomar de arriba!!!

Felicidades para todos,
Javierito

Chicago 2011: Confirmado, el hombre otra vez NO llegó la luna.

La Nasa ha continuado, casi en secreto y por más de 40 años, las misiones espaciales a la Luna… Atrás quedaron sus intenciones científicas de traer piedritas, buscar agüita y caminar “patrás” a lo Maiquel…

Hoy, más acorde con los tiempos y las verdaderas necesidades humanas, se buscan en nuestro satélite signos visibles de buena vida, regocijo y bienestar…
En octubre del corriente, los tres astronautas enviados alunizaron con una misión específica: encontrar el Dry Martínez (*) perfecto… (Cosa que no lograron, no está de más aclarar).

Ana Collins, Alfredo Amstrong y Javier Alldrin aterrizaron en lo creían, era suelo lunar... y una vez abajo del cascajo que los llevó, se dieron cuenta que en realidad estaban en la terraza (apenas un tercer piso) del Instituto de Arte de Chicago. 
Y claro, después de posar para las falsas fotos de rigor, fue el Comandante Amstrong –visiblemente atontado por el evidente nuevo fracaso de su misión- quién gritó: “no importa dónde coño estemos, este pequeño paso para el hombre que soy, será otro importante paso para la humanidad toda; ¡vamos a por nuestro Dry Martínez, es un orden!”.

Seguido por su sumisa tripulación, y dejando atrás el cascajo diseñado por el artista norteamericano Spencer Finch, que bautizó con el originalísimo nombre de “Lunar” a semejante cachivache de paneles solares, aluminio, acero y policarbonatos varios, los tres perdedores más importantes de la Nasa toda se adentraron en el Terzo Piano, restaurante muy blanco y bonito que, según parece, está NO dirigido por el galardonado chef "estrella Michelin"  Tony Mantuano.

(Los Dry Martínez salen como trompada, en el marco de una delicada decoración que nada tiene que ver con la mediocridad de los platos ofrecidos...)

(El sobrecargo Alldrin supo leer muy bien el menú y se pidió un surtido de fiambres de la casa... Sometidos a una tecnología de avanzada, los míseros fiambres ofrecidos parecían estar cortados con sofisticados rayos laser, y la variedad de quesos prometidos brillaba por su ausencia).

(La ingeniera de vuelo en rotation, Ana Collins, no se salió -como casi nunca- del protocolo alimenticio de la misión: hamburguesa mañana, tarde y noche. Esta vez, repleta de panceta y acompañada de una mínimamente interesante torre de papas y alguna cebolleta, perfectamente aliñadas con mostaza de dijón. 
Al menos, parte de estas papas sirvió para darle algo de sabor a la desabrida...)

( ...pizza pedorra que ordenó el Comandante Amstrong, carente de muzarella, de albaca, de tomate y de sabor... Que terminó siendo "untada" con parte de las papas de la ingeniera para así lograr algún sabor que valga la pena... Qué chotada!)

Finalmente, luego de tomar los respectivos Dry Martínez y de comer como el culo, los tres astronautas paletos se retiraron por el puente que corre paralelo a la Michigan Av. y fueron a perder el tiempo mirándose como idiotas en el Poroto del Millennium Park… 
Fin de la misión.



(*) Dry Martínez: innecesaria españolización de un buen Martini seco.

PS: la famosísima salsa Alfredo: toda estrella del showbiz en el norte tiene su propia salsa. Como Pol Niuman o Leidi Gaga, esta luminaria de la astronáutica tiene también la suya. Va la receta:

Comer como Reyes en Papudo (Chile)

Playa de Papudo.
“Una playa de pescadores, donde se vende al público de inmediato la pesca del día. Con aves, fina arena y agua bien fría, típica de las costas chilenas”.
Así, escueta y rotundamente, el pibe de la oficina de turismo me sugirió visitar Papudo, en lugar de ir a los conocidos Viña del Mar o Valparaíso.
Tenía razón, el lugar es hermoso: un pueblo de costa, de arquitectura tradicional y baja, con el mar al frente y detrás, como rodeando y protegiendo, pintorescas montañitas que le dan un marco único.
Con una amplia playa de arena, al sur se vuelve áspera para andar por unos acantilados de grandes piedras. Hacia el norte, se cierra la bahía con más playa… Gran lugar.



(Proclamación oficial de "paraíso" en la Tierra y arte callejero trencadis made in Chile)

Pasé el mañana recorriendo el pueblo primero, su extensa playa, salté entre las piedras, me clavé alguna cervecita en un barcito antiquísimo frente a la plaza del pueblo, metí los pies en el agua helada y… me fui a almorzar.

Casa de Cesar, de un tal Cesar Herranz sobre la calle F. Concha, en esquina con la plaza del pueblo. Con una cool terracita de sillones y sombra de árboles varios al fresco de la tardecita. Traordinario.
Miré el menú e improvisé un “deatrásparadelante” a ver qué onda.
Arranqué con un pulpo al pil pil, con aceite a tope, ají picante, ajo, pimentón y tal. Seguí con unos excelentes ostiones parmesano (los locos le meten queso a todo!). Los ostiones son unos moluscos tipo almeja pero de concha formato logo de Shell. Y redondeé con un par de empanadas: de machas (almejas) y de camarones. Ambas, con queso a tope. Riquísimas. Todo bien regado con frescas cervezas del país.




(Una pavadita: la de machas muy buena, la de camarón, no tanto... El frito mata el gusto del camarón...)


Para terminar, en la amplia categoría de postre/chupito: un par de buenos piscos sour a la sombra y la siestita pertinente.
Me desperté, me volví a la playa, me tumbé a tomar el solcito, ver los barcos, el mar y… zzzzzzzzzzzzzzz….


Empezando por el champagne, Chicago 2011.

Hace un rato que no me siento a escribir. Ando con poco tiempo...
Saben quienes me conocen, que estuve todo el mes de octubre de viaje, primero en Santiago de Chile y luego en Usa, visitando mis amigos de Chicago y Miami, y conociendo Nueva York. 
O sea, que a los todavía inéditos reportes gastronómico del viaje por mis 50 pirulos del 2010, ahora hay que sumarles las nuevas experiencias chilenas y yankees del 2011... Y si tomamos en cuenta que en mayo de 2012 vamos con Anita para Reims, Epernay y Marne a hacer la gloriosa "ruta del Champagne", en el mismo corazón de la provincia francesa... En fin, es cierto que voy muy atrasado.
O aumento la cantidad de post para ponerme al día.
O hago una selección más rigurosa.
O sigo así, a los tumbos... y me sigo atrasando in eternum.

Sí, mejor no cambiar lo que es un éxito...

Este es mi amigo Ceppi. No lo veía desde el 98, cuando nos encontramos en Los Angeles. Vive en Chicago desde hace añares, creo que desde 1992 o o algo así...
Está intacto. Sin pelo, claro (aunque nunca tuvo demasiado). 
Estuvimos una semana en su casa, junto a su esposa Verynice (Berenice en realidad), y sus hermosos vástagos Ricky, German Boy y Gabrielita. La pasamos muy bien, de primera. Ya les contaré las exquisiteces que comimos gracias a las estupendas manos de Verynice -que hasta me compró unas orejas de chancho que nunca llegamos a comer!-.
Y claro, él y su esposa fueron iniciados por nosotros en la ¿glamorosa? ¿decadente? ¿choborrística? afición al champagne. Ya veremos por aquí imágenes de las consabidas "almendras amargas" que atestiguan lo antedicho.
Y para arrancar con Chicago, y seguir con el champagne y los amigos, la primera experiencia en suelo imperial.

Una vez más, y siguiendo con una especie de tradición que arrancamos el año pasado en Lisboa (y espero de corazón podamos mantener en el tiempo), nos encontramos en Chicago con nuestro amigo Alfredo (artista plástico de reconocida trayectoria, especialista en el difícil arte del buen vivir, amiguísimo de Ana y tipo excelente con un gran humor), que segundos después de encontrarnos -y luego de un año de no vernos- disparó: "Javi, tengo un lugar excelente aquí en el down town para ir a tomar una copa". 
El lugar era el POPS for Champagne, una suerte de bar/restó muy prolijo, con una barra central y unas mesas altas sobre los vidrieras... y claro, especializado en champagne.

Decidimos probar en principio algún espumante made in Usa. Sabemos que en el Valle de Napa y sus cercanías se hacen los vinos del país. Y aunque allá en el norte se consiguen los mejores champuses de Francia, España, Italia, Australia y hasta de Argentina, nada mejor que tomar algo autóctono (que para eso fuimos hasta allá, ¿verdad?). Elegimos un Roederer Estate Rosé, del Anderson Valley. Lo mejor -que podíamos pagar- de ambos mundos: uvas de California y know how francés. Muy bueno, y por "apenas" 55 verdes... 

Pero, claro, serían las 11 de la mañana. No daba para almorzar todavía, pero tampoco para clavarse unos champuses con el estómago vacío. Entones, decidimos picar unas pavaditas...
Arrancamos bien franceses con una terrina de conejo, y la seguimos con unas italianísimas croquetas de cangrejo. Después, unos prolijos y españoles muslos de pollo adobados con una cítrica salsita que -arriesgo- venía con lima, algún toque de jengibre, unas cebollitas y tal... Diría la patrona de todos nos: Un puema!



En fin, verán que la vida del editor independiente es muy sacrificada..., y me despido por hoy con una verdad del pensador contemporáneo Carlín Calvo que nos reveló en su momento que la vida "es una lucha".