Fue aquí donde abracé el
nacionalsocialismo salchichero.
En el "eje" Austria-Alemania, concretamente entre Viena y Berlín, me di el gusto de disfrutar a lo bestia el tema salchichas. No entiendo bien, pero lo que acá conocemos como "salchicha de Viena", en Viena no existe. Allá llaman genéricamente wurst a todo tipo de embutido mata arterias, y la variedad de salchichas es tan alucinante que no se puede creer. Pero ninguna se llama "de Viena". Allá le dicen Frankfurter (por salchicha de Frankfurt, Alemania) y lo más raro es que en Berlín apenas si le dicen wurst.
No entendí nada...
Lo cierto es que las salchichas -que se pueden comprar en, literalmente, todas las esquinas- rápidamente se convierten en un vicio y es imposible abstraerse a semejante embrujo. Se sirven siempre debidamente asadas (no las vi hervidas en ningún lado), su relleno es bien diferente a la extraña pasta que contienen las nuestras, diría, sólo por tratar de explicarlas, que su relleno es una especie de salchicha criolla nuestra, de picado muy fino, mezclada con el relleno de una salchicha de Viena "de carnicería" de las que conocemos acá. Algo así.
Pero asadas, una delicia... Y con una gran variedad de gustos y especialidades. Y hay ahumadas también, claro.
Podés parar en cualquiera de los puestos callejeros, te la sirven cortadita en una bandejita, una cervecita y a vivir la vida!
No hay comida que no contemple la participación de alguna versión de estas maravillosas wurst, acá arriba me clavo unas mini en el viaje en tren desde Salsburgo hasta Viena, y me las sirvieron también de entrada antes de un opíparo y bestial almuerzo que incluyó además un codillo hervido gigante y alguna papa, creo recordar...
Me la sirvieron como entrada en un restaurant típico berlinés a metros de la puerta de Brandenburgo, y venía acompañada de una extraña ensalada rusa de papa, mayonesa y pepino (los turros alemanes le ponen pepino a todo!), pero en versión Currywurst, tal vez, el formato más común de salchicha que haya a la mano en Berlín. Siempre bañada con una salsa de tomate -a veces, una
lavada pomarola, otras, un interesante tuco- y todo rociado con mucho curry. La mezcla es total..., y casi letal!
Un par de anécdotas, reservando por internet desde Buenos Aires y unos meses antes un vuelo de los toraba que nos lleve desde Berlín hasta Lisboa, pintó la posibilidad de, por 6 euros, reservar también algo de comer. Ana me tiró la posibilidad y me tiré de cabeza sobre el monitor para ver "qué podría ordenar para comer en el viaje". La sola lectura de la palabra mágica, Currywurst, me decidió. Anita se pidió un pollito al no sé qué.
Podía, además y por otros 5 euros, acompañar mi salchicha con tuco con un champán exclusivo del programa Sansibar... que se ve en la foto, viene en una botella individual muy original. Venga también.
Ninguno de los dos se percató de lo siguiente: que el día de partida hacia Lisboa haría ya 4 días que estábamos en Berlín (a salchicha limpia), y que el vuelo era a las 10 de la mañana... Y entonces, en medio de un vuelo completo donde TODOS disfrutaban café con leche y galletitas, llega una azafata a nuestro asiento en medio de una baranda a tuco FE-NO-ME-NAL e insoportable y me entrega mi Currywurst con champán... Y el pollo de Anita que comió a medias y vomitó completo al llegar a Portugal.
Y otra, que en muchas esquinas céntricas de Berlín (las inmediaciones de Alexanderplatz están llenas) hay unos señores parados, con una "mochila" colgada de sus hombros que por delante tiene una mini parrilla donde asan las salchichas y por detrás les cuelga la mochila con una garrafita de donde sale el gas que alimenta la mini parrilla de adelante. Sí, son parrillitas portátiles y ambulantes. Y si llueve, le enganchan una sombrilla en uno de sus hombros, que actúa como paraguas... Y con una mano dan el "vuelta y vuelta" a la salchicha y con la otra, tienen el pan donde la meten... La verdad, no me animé a sacarles una foto de la indignación y la vergüenza ajena que me producía ver gente haciendo semejante laburo. Pero los hay, y son un montón. Y es el primer mundo. Es Alemania, el motor de Uropa...
Y hablando de Alemania, en pleno Alexanderplatz se encuentra la Galería Gourmet, una especie de supermercado (tamaño un Disco mediano), pero exclusivamente dedicado a la comida y la bebida, todo de excelente calidad. Ya me voy a ocupar del asunto con intensidad, pero si quieren saber más de este "emporio del buen gusto" entren en
http://www.galeria-kaufhof.de/sales/unternehmen/filialen/berlin-alexanderplatz.asp?FLEXID=0 y ya verán. Es lo más.
(En la foto de acá arriba, uno de los tantos stands de la Galería, en este caso repleto de chorizos y salchichas por doquier).
Definitivamente, el eje Viena-Berlín es el Disney de las salchichas!