Comer como Reyes en Barcelona

Ana tiene un primo hermano que se llama Federico.
El muy turro vive en uno de los edificios que rodean el Mercado de la Boquería, en pleno centro barcelonés, a media cuadrita de las Ramblas. 

(Ya hablé algo de este mercado en http://vacunoporcoychicken.blogspot.com/2010/12/jamon-del-medio.html).

Obviamente, alquilamos un pisito a un par de cuadritas del mercado y del primo Fede, con quién pasamos unos días inolvidables (por como nos atendió, por los lugares que visitamos, por los regalos que nos hizo y por el afecto que nos demuestra cada vez que vamos), y esta vez, para romperla del todo, el Fede nos preparó un almuerzo de tan, pero tan alto standing, que difícilmente se pueda igualar alguna vez: navajas, langostinos XL, ostras y tortilla... Yo puse el champán y a la pobre Anita, que de estos bichos ni hablar, le compramos en el mismo mercado unas brochetitas que se clavó sin piedad.
 

El Fede arrancó con las navajas saltándolas, para que se vayan abriendo, preparó además un aliño de ajo/perejil y un poco de limón, marcó también las gambas (que sirvió al plato con una sutil lluvia de ajito) y curtió una tortilla de papa y cebolla que Anita y los demás aprobamos con un "muybiendiezfelicitado".
Todo esto lo regamos debidamente con un rosadito del país y nos preparamos para el plato fuerte del día: las ostras con champán.


Nunca había probado las navajas y me resultaron exquisitas (primas hermanas de las almejas, mi casi único sustento alimenticio en aquellos inolvidables veranos playeros SanBernardinos de los 80), los langostinos estaban de prima y las ostras... bueno, qué decir de las ostras que no se haya dicho ya ¿verdad?

Todo genial... y para terminar, entonces, el podio de los grandes momentos barcelonetos: El Fede y su gran onda, el amigo del Fede experto en "lavarropas" del cual -mil perdones, amigo- no recuerdo su nombre, el descubrimiento de las exquisitas navajas, el extraordinario cava Cadorníu y, obviamente, mi amada Ana.

2 comentarios:

Marcelo dijo...

Grossa comida, turro!!!!!!

Abbott dijo...

No puedo imaginar la cara de asco de mi querida hermanita en el propio momento del consumo de navajas, lo que no puedo ni empezar a imaginar es lo delicioso que puede haber quedado eso, además de ser cocinado por el primo. Ostras y champán, la verdad, letal combinación. Estoy recordando el sabor que dejan los bivalvos, al apoyarlos en el labio inferior para que se desplace a nuestra boca su contenido, el regusto a mar los termina de reafirmar, el espíritu se eleva, se disfruta de la vida, los amores, las amistades, para luego embuchar un enjuage espumoso que deja un sabor en la boca que solo pide algo: más.