El país acababa de devaluar, la sequía era total y el humor... bueno, no había nada de buen humor.
En medio de tanta desazón, mi hermano mayor Sanyú me pasa el dato: "Javiercito, acá en la vinería de la vuelta de casa están vendiendo el Codorníu a precio viejo".
Los precios habían pegado ya el salto y ni hablar de los importados... Pero en el negocio en cuestión, vendían el Anna de Codorníu a precio de antes... serían $ 8 o algo así. Salí corriendo para allá.
Nosotros, la verdad, no compartíamos el humor general. Sea porque somos unos inconscientes, o porque nunca creímos en el 1:1, ni en los bancos ni nada... La cuestión era que, fuera del corralito y aunque con poca guita -pero en la mano-, nos dio para entrar en la vinería y llevarnos TODAS las botellas que le quedaron. No eran muchas (serían 6 o 7), y a ese precio eran un regalo. Primero el loco compró una y la liquidamos al instante. Nunca habíamos probado ese champú, y con el convencimiento de que era un elixir inigualable... bueno, lo dicho, las levantamos todas. Ahí empezamos a decirle -cariñosamente- "La Viudita".
El nombre Anna de Codorníu nos hizo suponer que sería una señora que fuera la viuda de don Codorníu, fundador de la dinastía champucera más antigua de España.
A partir de ahí me hice fanático de la marca. Y este año en Codorníu en Catalunya, visitando la bodega me enteré de que no, que Anna no era "la viuda", sino que era una descendiente del viejo fundador Jaume Codorníu, que se casa en 1659 con un vitivinicultor llamado Miquel Raventós y juntos dan origen a lo que hoy es la empresa familiar más grande del mundo.
Y es que visitando la bodega me topo con un envase que trae dos botellas individuales. Como coleccionista de individuales que todos saben que soy... corro y me las compro y, en lugar de tomarme los contenidos y traerme las botellitas vacías (de este viaje traje casi 50 cadáveres vítreos, al decir del poeta Damiani), los guardo para tomarlos junto al Sanyú y de paso, despedir el año.
Después de comprarlas descubro que además de las botellitas, el envase trae una bolsita con dos aditamentos plásticos. Sin saber bien que eran las guardé, y al llegar a BAires descubro que la bolsita contiene unos picos con forma de boca de copa para insertar y... TOMAR DIRECTAMENTE DE LA BOTELLA!
Un champán para tomar directamente de la botella, pero con onda, sin parecer un choborra que toma del pico, sino con la debida boca que asemeja una copa. Grosso!!!
Cabe destacar que a diferencia de todas las individuales que hoy vienen con tapa a rosca, estas Viuditas están tapadas con corcho, alambre sujetador y chapita con dibujo, todo a tamaño más pequeño, lo que hace que la edición sea más especial y destacada todavía. Y ni hablar del champán, que sigue tan exquisito como siempre... El pico, además, trae una gomita para que inserte perfectamente y no se chorree ni una gota. Qué genial, cuánto nivel, cuánta magia...
Vean que chetos somos:
De más está decir que la despedida de año no se limitó a compartir una individual de La Viudita entre ambos. También liquidamos un Reserva y un Selección Raventós grandes -muy pero muy buenos- y de última, para cerrar el año y la noche, un Carta Nevada de Freixenet y un Rimé mendocino extra brut que a esa altura de la soirée, parecía un dom Perignon. (Y para terminar, las fotos originales que dieron origen al "arte" de apertura del post).
6 comentarios:
angurrientos¡¡¡¡¡¡¡¡
lo rearfirmo angurrientos¡¡¡¡¡ conviden
Qué dúo, madre mía!!!!
Clap! Clap! Clap! Mis muchachos, como siempre dando lecciones de vida. No puedo más que felicitaros por este encuentro y reencuentro con sus Viuditas, a la vez que siento que es un merecido premio el descubrimiento de los artefactos que por su simpleza y calidad permiten el verdadero goce del champenoise tan amado. Salud!
El Rimé está bueno, pero ponerlo al lado de esos otros..., joder!
Guillote
Por más aditamentos finolis para el pico, la foto me sigue dando choborra.
Más después de leer a continuación todo lo que se bajaron, lo de la foto.
Ah, y la otra foto tampoco me da cheto, con los labios así me da otra cosa...
Publicar un comentario