Los Rosados están de Moda


Lo miré a los ojos y disparé;
- Los rosados: desarrolle.
- No me gustan -aseguró Marito con gesto adusto-. No confío en ellos, como tampoco confío en una rubia teñida. Antes, cuando eran de mezcla, los tomaba. Ahora, ya no...

Estuve un tiempo tratando de entender tanto hermetismo misóginoetílico. Luego supe que antes el vino rosado se hacía cortando el blanco con un poco de tinto. Más tarde, se empezó a hacer con blanco teñido por maceración de la piel de uva tinta y parece que ahora, de moda total, el rosado arrasa.
Me dijeron que el 10% de la producción de vino mundial es de rosado, y que el porcentaje en la fabricación de champanes superó ya esa cifra. Y así debe ser, hoy casi todas las marcas tienen su rosado -siempre destacado y más caro que los blancs-. Los países líderes en producción de champán rosado son Francia, Italia y España. No es de extrañar...
Pero atentti, que acá hablamos de bruts. Hay por ahí infinidad de rosados dulces, alguno que otro hecho en base a uvas moscatel (el Vivace de Freixenet Argentina), aunque la mayoría sean pura azúcar agregada, como los de Novecento o el mismísimo Rimé Rosado extra dulce (que es horrible).


(Foto: tres extraordinarios rosados de batalla; el pinot tradicional de Codorníu criado en Sant Sadurní d'Noia, el chardonnay tradicional criado en Asti, Piamonte por la factoría Cinzano, particularmente bajo en alcohol -7%-, pero riquísimo, y el siempre super tradicional Taittinger de Reims, blend de chardonnay con un 15% de pinot. Tres "mantecas" diría el Bambino!)



(Arriba: Anita, fana total del rosado Bres, yo con la copa de bienvenida en Au Pied de Cochon de París [champán rosé+aperol+limón] y el excelente rosado alemán Bres, de pinot noir que no solamente es exquisito sino que además, la botella tiene un diseño finísimo.
Abajo: detrás de Anita, una pared con miles de botellas de rosado ya giradas completamente y listas para "degollar" en una de las infinitas cavas de Codorníu, el Vaticano del champán catalán, luego, un primerísimo plano de un pico ya sedimentado y finalmente, una escultura secreta de Miguel Angel: el santo patrono del Rosado de Asti. )



Y para terminar, un aparte especial para dedicarle a los "frizzantes", vinos gasificados (o sea, con gas agregado y no con fermentación propia), que aunque la mayoría sean muy berretas, cada tanto se encuentra alguno rescatable. Acá tres que pesqué en el viaje y que valieron la pena por refrescantes, livianos, muy frutados y terriblemente fáciles de tomar: el Weingut Michlits, rosado austríaco bien ligero, el Can Paixano catalán del alto Penedés y el extraordinario La Gioiosa italiano, con poquito gas agregado lo que lo hacía bien ligero...


Y ahora los dejo, tengo que descorchar un Gamba de Pernice de Robino... Snif...

3 comentarios:

Anónimo dijo...

Siendo mis primeras lecturas en este dia de la Virgen , que probablemente nunca probo un rosado, debo decir que nos hace falta mayor desarrollo del tema propuesto porque si esto se transforma solo en la laconica enumeracion de etiquetas y varietales sin su correspondiente degustacion, puede surtir el efecto que tuvo en un famoso personaje de la literatura del norte de america, que vestia armani, que detallaba marcas y demas, y luego salia con un paisano dentro de la samsonite cortado en pequeños trozos, asi que las alternativas las dejo en tus manos.

Javierito dijo...

Mirá, rey de los videojuegos, esta es la crónica de un viaje, y de lo comido y bebido durante el mismo...

Si querés sanata tipo "color rojizo dorado, finas burbujas ascendentes, fresco en boca y con un sutil retogusto que recuerda el ananá, las frambuesas y el pechito de cerdo a la manzana... bueno, comprate la revista de Winery o mirate algún bodrio del Gourmet.

Y mirá que mis eternas bermudas NO son Armani, eh?

Y ahora te dejo, que estoy terminando de leer Suites Imperiales.

Besos,

PS: ¿probaste alguna vez los bombones de menta artesanales? Yo te voy a convidar...

Anónimo dijo...

Un gusto a almendras amargas, la vision de los cadaveres vitreos no alimenta el espiritu, aunque no dejo de valorar tu generosidad por compartir esos bellos momentos del cincuentenario.

Voy a buscar un Gamba di Pernice para leer la proxima cronica, entonces.

Damiano Damiani